Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
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Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Damien tarareaba la canción que sonaba en su ipod mientras la tinta correteaba por la página que estaba escribiendo, dibujando claves y demás símbolos musicales para componer una nueva melodía. Desde pequeño había aprendido a tocar al piano, y, cuando se había aburrido de aprender música clásica, había comenzado a componer la suya propia. Claro que no se la había enseñado a nadie. El privilegio que le había conferido el pertenecer a la familia Ivashkov siempre había dado sus frutos. Pertenecer a aquella familia real había supuesto que pudiese tener su habitación propia en la academia St. Vladimir, lo cual lo beneficiaba en muchos aspectos: si compartiese no podría tener el piano que quería dentro de la habitación, ya que no tendría espacio; y tampoco podría tener la vida privada que tenía, cuando así lo deseaba.
Quizás Damien era muy dado a la vida nocturna, pero pocos sabían de ella o de lo que hacía. Y, si se traía a alguna chica, ella no solía decir nada después, aunque tuviese fama de casanova. Las Moroi no eran difíciles de conquistar, sobre todo si no pertenecían a una familia real; pero no dudaba en pensar que le atraían más las Dhampir, sobre todo porque solían tener más carácter y eran todo un reto.
La Academia había vuelto a abrir sus puertas hacía pocos días, pero ya se había instalado completamente. Las clases todavía no habían comenzado y, dado que la noche había llegado, su tiempo libre era mayor. Decidió tomarse un tiempo para relajarse antes de salir a dar una vuelta y saber qué tal estaban los demás que ya habían vuelto. Se tiró sobre su cama boca abajo, todavía desecha, y recogió el libro que había en su mesilla. Apoyó la cabeza en la almohada y comenzó a leer, todavía con la música en sus oídos.
Quizás Damien era muy dado a la vida nocturna, pero pocos sabían de ella o de lo que hacía. Y, si se traía a alguna chica, ella no solía decir nada después, aunque tuviese fama de casanova. Las Moroi no eran difíciles de conquistar, sobre todo si no pertenecían a una familia real; pero no dudaba en pensar que le atraían más las Dhampir, sobre todo porque solían tener más carácter y eran todo un reto.
La Academia había vuelto a abrir sus puertas hacía pocos días, pero ya se había instalado completamente. Las clases todavía no habían comenzado y, dado que la noche había llegado, su tiempo libre era mayor. Decidió tomarse un tiempo para relajarse antes de salir a dar una vuelta y saber qué tal estaban los demás que ya habían vuelto. Se tiró sobre su cama boca abajo, todavía desecha, y recogió el libro que había en su mesilla. Apoyó la cabeza en la almohada y comenzó a leer, todavía con la música en sus oídos.
Última edición por Damien N. Ivashkov el Jue Jul 31, 2014 7:49 pm, editado 1 vez
Damien N. Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Davina se encontraba tumbada boca abajo en la cama, con las rodillas flexionadas, moviendolas en el aire. Estaba aburrida, las clases todavía no habían empezado y no le habían permitido salir de la academia por su propia seguridad, o más bien su queridisimo nuevo guardián-niñera la había cogido del brazo y arrastrado de nuevo a su habitación. Después de discutir - pérdida de tiempo - como quince minutos con él y la amenaza de acudir a la directora para que la privaran de varios meses de actividades sociales - algo impensable, no necesitaría a los Strigoi para acabar muerta - accedió a quedarse en su cuarto, al menos un rato. Para pasar el tiempo nada mejor que escribir pestes de su guardián en el diario que escribía todos los días.
Sin embargo, llegó un momento en que ni siquiera insultar a Gael la entretenía. Quería hacer cosas divertidas no pasarse una de las noches más bonitas desde hacía tiempo encerrada en su habitación pensando en como sus amigas estarían tomando alguna que otra copa y poniéndose al día de lo que habían echo en verano.
Se levantó de la cama y se dirigió al armario para ponerse una camisa larga que hacía de vestido, unas bailarinas en los pies y se acercó a la puerta, pegando el oído. No se escuchaba nada por lo que se atrevió a entreabrir la puerta, perfecto, estaba sola. En silencio salió de su habitación con un rumbo a la salida, pasando por delante de una ventana y sí, allí estaba Gael, controlando la entrada y salida de los dormitorios. Davina maldijo en voz alta, adios a su plan maestro de escabullirse de la Academia. Bufó exasperada y en lugar de volver a la cárcel de su dormitorio se dirigió al de su hermano, seguro que a él se le ocurría alguna forma de escapar.
- ¡Damien! ¡Ayudame, me aburro, mucho! - Gimoteó como una niña pequeña. - Mamá es cruel, ¿Por qué no te ponen a ti a ese tipo? Es peor que un dolor de colmillos. Mis amigas bebiendo, riendo y cotilleando y yo metida en una habitación sin nada que hacer. ¿A que es injusto?. - Había ido directa a la cama a acurrucarse junto a él. - Tócame el pelo mientras pienso la mejor forma de vengarme. - Alzó la vista hacia él, haciendo pucheros. - ¿Y si le cambiamos una de sus muchas cremas para que le salgan verrugas por toda la cara? ¡Estaría horrorosa!. - Se le iluminó la mirada ante la imagen de su madre con esas pintas.
Sin embargo, llegó un momento en que ni siquiera insultar a Gael la entretenía. Quería hacer cosas divertidas no pasarse una de las noches más bonitas desde hacía tiempo encerrada en su habitación pensando en como sus amigas estarían tomando alguna que otra copa y poniéndose al día de lo que habían echo en verano.
Se levantó de la cama y se dirigió al armario para ponerse una camisa larga que hacía de vestido, unas bailarinas en los pies y se acercó a la puerta, pegando el oído. No se escuchaba nada por lo que se atrevió a entreabrir la puerta, perfecto, estaba sola. En silencio salió de su habitación con un rumbo a la salida, pasando por delante de una ventana y sí, allí estaba Gael, controlando la entrada y salida de los dormitorios. Davina maldijo en voz alta, adios a su plan maestro de escabullirse de la Academia. Bufó exasperada y en lugar de volver a la cárcel de su dormitorio se dirigió al de su hermano, seguro que a él se le ocurría alguna forma de escapar.
- ¡Damien! ¡Ayudame, me aburro, mucho! - Gimoteó como una niña pequeña. - Mamá es cruel, ¿Por qué no te ponen a ti a ese tipo? Es peor que un dolor de colmillos. Mis amigas bebiendo, riendo y cotilleando y yo metida en una habitación sin nada que hacer. ¿A que es injusto?. - Había ido directa a la cama a acurrucarse junto a él. - Tócame el pelo mientras pienso la mejor forma de vengarme. - Alzó la vista hacia él, haciendo pucheros. - ¿Y si le cambiamos una de sus muchas cremas para que le salgan verrugas por toda la cara? ¡Estaría horrorosa!. - Se le iluminó la mirada ante la imagen de su madre con esas pintas.
A. Davina Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Sus reflejos de Moroi lo avisaron de cuando la puerta se habló. Se quitó los cascos y los tiró sobre la mesilla, igual que el libro y giró su cuerpo esperando a su hermana. Dejó que se acurrucase a su lado y apoyó el mentón en su frente.- Yo tampoco es que esté haciendo mucho.- dirigió la mirada hacia los objetos que había dejado en la mesilla.- Eres demasiado caprichosa.- sonrió y le besó la frente, mientras enredaba sus piernas con las desnudas de la chica, que llevaba solo una larga camisa fina. Le comenzó a tocar el pelo e intentó que entrase en razón.- No le hagas nada a mamá.- por mucho que no se llevaran tanto con sus padres, seguían "queriéndolos" y eran parte importante en la familia.
Gael había sido siempre guardián de sus padres, y Damien lo conocía porque también había sido el suyo durante alguno de sus viajes. Pero Davina se había escapado tras una discusión con su madre -así que no le extrañaba su odio- y tras el ataque de un Strigoi, Gael había sido lo bastante fuerte y rápido para seguirla y acabar con este.- No culpes a Gael, es su trabajo.- admiraba la disposición de los Dhampirs, sobre todo la del chico, con quien había tenido la oportunidad de hablar, e incluso le había pedido que le enseñase defensa personal.- Además, dudo que él quisiera serte asignado. Si yo lo fuese, ya me hubiese despedido.- era verdad que ser guardián de los Ivashkov era importante, pero su hermana siempre hacía lo que quería, lo que hacía difícil controlarla.- Si fueses como yo, no tendrías esos problemas.- El chico siempre había sido...no tranquilo, pero sabía ocultar las cosas "malas" que hacía, por lo cual sus padres no se enteraban. Aunque definitivamente no se le hubiese ocurrido salir solo de noche, por mucho que confiase en su fuego.- Tienes que aprender a portarte bien.- bromeó, sabía que aquello era imposible. Siguió complaciéndola, ya que quizá era la única a la que le decía sí a todo. - ¿Que quieres hacer ahora?- preguntó
Gael había sido siempre guardián de sus padres, y Damien lo conocía porque también había sido el suyo durante alguno de sus viajes. Pero Davina se había escapado tras una discusión con su madre -así que no le extrañaba su odio- y tras el ataque de un Strigoi, Gael había sido lo bastante fuerte y rápido para seguirla y acabar con este.- No culpes a Gael, es su trabajo.- admiraba la disposición de los Dhampirs, sobre todo la del chico, con quien había tenido la oportunidad de hablar, e incluso le había pedido que le enseñase defensa personal.- Además, dudo que él quisiera serte asignado. Si yo lo fuese, ya me hubiese despedido.- era verdad que ser guardián de los Ivashkov era importante, pero su hermana siempre hacía lo que quería, lo que hacía difícil controlarla.- Si fueses como yo, no tendrías esos problemas.- El chico siempre había sido...no tranquilo, pero sabía ocultar las cosas "malas" que hacía, por lo cual sus padres no se enteraban. Aunque definitivamente no se le hubiese ocurrido salir solo de noche, por mucho que confiase en su fuego.- Tienes que aprender a portarte bien.- bromeó, sabía que aquello era imposible. Siguió complaciéndola, ya que quizá era la única a la que le decía sí a todo. - ¿Que quieres hacer ahora?- preguntó
Damien N. Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Davina continuó con sus pucheros conforme se acercaba a Damien, daba igual que su hermano fuera la persona más aburrida del mundo en ese momento, a ella siempre conseguía divertirla, como último recurso siempre podía empezar a comprometerlo por sus salidas nocturnas - a ella no la engañaba como a los demás - pensándolo bien, probablemente terminaría provocandole para demostrar de nuevo que por mucho que dijera era incapaz de enfadarse con su adorada hermanita.
- Yo no soy caprichosa. - Contestó enfurruñada, escondiendo una media sonrisa. - Solo me gusta hacer lo que quiera, tener lo que quiera en el momento que diga... - Alzó los ojos. - ¿Por eso soy caprichosa?. - Aguantó menos de medio minuto seria antes de estallar en carcajadas.
Davina se acomodó contra él, apoyando la cabeza en su pecho y dejando que entrelazara las piernas de ambos. Giró el cuerpo quedando hacia él. - ¿Y porqué no deberíamos hacerle algo a mamá? Algo pasajero claro, en el fondo la quiero, pero mira donde estamos por su culpa, en una Academia con niñera venticuatro horas... ¡Ah bueno espera, no! La niñera solo la tengo yo. ¿Ves porque es injusto?. - Gimoteó de nuevo, totalmente fingido.
Las caricias de su hermano la relajaban, recordaba cuando eran pequeños y la dormía de esa forma o sino Dav le pegaba - eso sí, flojito. Tenía claro que era la debilidad de Damien, al igual que Damien era la suya. A veces creía que era la única persona del mundo que la comprendía perfectamente. Cerró los ojos y se abandonó a sus caricias, hasta el momento en que defendió al damphir. Lo miro malhumorada, semiincorporandose. - ¿Y tú a favor de quien estás? Piensalo bien hermanito, te puedo dejar sin tu deporte favorito. - Amenazó. Sabía mil y una formas para joderle los polvos a su hermano, incluso podría lanzar algún rumor falso que la gente creería por su falta de personalidad. ¡Oh si, Davina era capaz de eso y mucho más!. - Ya, ya, claro... ¡Le ha tocado la lotería viéndome todos los días! Incluso creo que le gusto. ¿Te imaginas? Sería raro, aunque eso sí, tiene un culo de infarto, hasta supera el tuyo hermanito. - Picó de nuevo.
Se acercó de nuevo a él sonriente y le dio un beso en los labios. - Soy como tú Damien, no lo olvides. - Le guiñó el ojo, riendo y volvió a apoyarse en él. Le cogió la mano y la posó sobre su pelo para que siguiera. Quizá para muchos fuera extraño que los hermanos se besaran en la boca, para Dav al principio también, ahora era algo totalmente normal, mucho más que agradable.
Levantó de nuevo los ojos con inocencia, luego se movió hasta quedar tumbada encima de él, subiendo sus manos por el abdomen de Damien hasta llegar a los brazos y obligarle a que los dejara contra la almohada. - ¿Quieres que me porte bien? - Susurró bajando hasta su cuello. - Si me portara bien te tendrías que despedir para siempre de esto. ¿Quieres eso?. - Besó su cuello. Se separó lo justo para mirarlo a los ojos, respondiendole con la vista lo que quería hacer: jugar, su especialidad.
- Yo no soy caprichosa. - Contestó enfurruñada, escondiendo una media sonrisa. - Solo me gusta hacer lo que quiera, tener lo que quiera en el momento que diga... - Alzó los ojos. - ¿Por eso soy caprichosa?. - Aguantó menos de medio minuto seria antes de estallar en carcajadas.
Davina se acomodó contra él, apoyando la cabeza en su pecho y dejando que entrelazara las piernas de ambos. Giró el cuerpo quedando hacia él. - ¿Y porqué no deberíamos hacerle algo a mamá? Algo pasajero claro, en el fondo la quiero, pero mira donde estamos por su culpa, en una Academia con niñera venticuatro horas... ¡Ah bueno espera, no! La niñera solo la tengo yo. ¿Ves porque es injusto?. - Gimoteó de nuevo, totalmente fingido.
Las caricias de su hermano la relajaban, recordaba cuando eran pequeños y la dormía de esa forma o sino Dav le pegaba - eso sí, flojito. Tenía claro que era la debilidad de Damien, al igual que Damien era la suya. A veces creía que era la única persona del mundo que la comprendía perfectamente. Cerró los ojos y se abandonó a sus caricias, hasta el momento en que defendió al damphir. Lo miro malhumorada, semiincorporandose. - ¿Y tú a favor de quien estás? Piensalo bien hermanito, te puedo dejar sin tu deporte favorito. - Amenazó. Sabía mil y una formas para joderle los polvos a su hermano, incluso podría lanzar algún rumor falso que la gente creería por su falta de personalidad. ¡Oh si, Davina era capaz de eso y mucho más!. - Ya, ya, claro... ¡Le ha tocado la lotería viéndome todos los días! Incluso creo que le gusto. ¿Te imaginas? Sería raro, aunque eso sí, tiene un culo de infarto, hasta supera el tuyo hermanito. - Picó de nuevo.
Se acercó de nuevo a él sonriente y le dio un beso en los labios. - Soy como tú Damien, no lo olvides. - Le guiñó el ojo, riendo y volvió a apoyarse en él. Le cogió la mano y la posó sobre su pelo para que siguiera. Quizá para muchos fuera extraño que los hermanos se besaran en la boca, para Dav al principio también, ahora era algo totalmente normal, mucho más que agradable.
Levantó de nuevo los ojos con inocencia, luego se movió hasta quedar tumbada encima de él, subiendo sus manos por el abdomen de Damien hasta llegar a los brazos y obligarle a que los dejara contra la almohada. - ¿Quieres que me porte bien? - Susurró bajando hasta su cuello. - Si me portara bien te tendrías que despedir para siempre de esto. ¿Quieres eso?. - Besó su cuello. Se separó lo justo para mirarlo a los ojos, respondiendole con la vista lo que quería hacer: jugar, su especialidad.
A. Davina Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
-Y a mi también me gusta hacer lo que quiera y conseguir lo que quiero, pero soy más discreto haciéndolo.- respondió. Ambos siempre habían tenido todo lo que querían, pero Damien era unos minutos mayor que Davina, y ella siempre había sido la única hija, por lo que era la princesita de la casa. En cambio, siempre tenían puesto un ojo en Damien de pequeño, mientras Davina hacía lo que quería. Parecía que los papeles habían cambiado con los años. Damien había aprendido a contentar a sus padres para no necesitar un guardián, aunque no dudaba que le estarían buscando uno. Dudaba que dejara sin guardián al primogénito.- Yo también tendré uno pronto.- se quejó.O un. prefería aquello y se le escapó una sonrisa- Piénsalo de esta forma.-hizo una pausa.- prefiero estar aquí haciendo lo que me da la gana y con gente de nuestra edad que encerrada en casa. Y sé que tú también.- aquello era mejor que tener a sus padres cerca.
Sabía que al hablar de Gael la había cagado un poco, pero no le importaba defender al chico; después de haberle ayudado. No pudo evitar reír ante la amenaza de su hermana.- ¿En serio Dav? Sabes que yo también podría joderte los tuyos…- aunque Damien no se pareciera en aquello a su hermana, podía hacer lo que fuese para conseguir lo que quería, y sabía que le molestaría a su hermana.- Yo no me haría ilusiones con él.- ahora era él el que cambiaba las tornas.- Gael solo piensa en su trabajo, no en liarse con una cría menor que él.- enfatizó aquella palabra porque sabía que la haría enfadar.- pero siempre puedes intentarlo.- lo decía más por hacerla enfadar que por celos, aunque estos últimos siempre afloraban. Pero sabía que Davina siempre volvería. Igual que también pasaría al contrario. Aquello no era amor, además del fraternal que tenía el uno sobre el otro. Pero la atracción que sentían era demasiado fuerte, quizás porque ambos eran usuarios de fuego, pero nunca les había importado que la sangre los uniese. La agarró por la nuca y la presionó más contra ella cuando lo besó. Siguió tocándole el pelo castaño-dorado para contentarla, aunque no iba a negar que le gustaba.
Dejó que hiciese con él lo que ella quisiera, ya que le gustaba como jugaba. Era atrevida y no tenía reparos en poner a Damien contra las cuerdas. Unas pequeñas velas se encendieron mientras ella lo tocaba; aunque no sabía quién de los dos lo había hecho, pero no le importó. Eran cosas que solían pasar cuando estaban juntos. En aquel momento, decidió que le fastidiaría un poco el juego a su hermana, al menos durante unos minutos. No le costó deshacerse de las manos de la chica, ya que tenía más fuerza que ella, y se colocó sobre ella sin dificultad.- A lo mejor serías tú la que echarías esto de menos.- habló a su oreja y le pegó un pequeño mordisco.- Me tiro a más chicas aparte de ti, hermanita, así que no tendría problema.- no le dio importancia a las palabras de Davina y ésta vez la miró él desde arriba.
Sabía que al hablar de Gael la había cagado un poco, pero no le importaba defender al chico; después de haberle ayudado. No pudo evitar reír ante la amenaza de su hermana.- ¿En serio Dav? Sabes que yo también podría joderte los tuyos…- aunque Damien no se pareciera en aquello a su hermana, podía hacer lo que fuese para conseguir lo que quería, y sabía que le molestaría a su hermana.- Yo no me haría ilusiones con él.- ahora era él el que cambiaba las tornas.- Gael solo piensa en su trabajo, no en liarse con una cría menor que él.- enfatizó aquella palabra porque sabía que la haría enfadar.- pero siempre puedes intentarlo.- lo decía más por hacerla enfadar que por celos, aunque estos últimos siempre afloraban. Pero sabía que Davina siempre volvería. Igual que también pasaría al contrario. Aquello no era amor, además del fraternal que tenía el uno sobre el otro. Pero la atracción que sentían era demasiado fuerte, quizás porque ambos eran usuarios de fuego, pero nunca les había importado que la sangre los uniese. La agarró por la nuca y la presionó más contra ella cuando lo besó. Siguió tocándole el pelo castaño-dorado para contentarla, aunque no iba a negar que le gustaba.
Dejó que hiciese con él lo que ella quisiera, ya que le gustaba como jugaba. Era atrevida y no tenía reparos en poner a Damien contra las cuerdas. Unas pequeñas velas se encendieron mientras ella lo tocaba; aunque no sabía quién de los dos lo había hecho, pero no le importó. Eran cosas que solían pasar cuando estaban juntos. En aquel momento, decidió que le fastidiaría un poco el juego a su hermana, al menos durante unos minutos. No le costó deshacerse de las manos de la chica, ya que tenía más fuerza que ella, y se colocó sobre ella sin dificultad.- A lo mejor serías tú la que echarías esto de menos.- habló a su oreja y le pegó un pequeño mordisco.- Me tiro a más chicas aparte de ti, hermanita, así que no tendría problema.- no le dio importancia a las palabras de Davina y ésta vez la miró él desde arriba.
Damien N. Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
- No cariño, lo tuyo no es precisamente la discreción, pasas desapercibido porque yo llamo mucho la atención, y no solo por lo que hago. Mamá no me quita la vista nunca de encima. ¿No creerás que planea casarme con alguien no? Sería la gilipollez más grande que haría, pero tampoco me extrañaría. Si me lo dice te juro que pienso decirle que me caso contigo o con nadie. - Se echó a reír como una loca, aunque tuviera esa desagradable sensación de llevar razón, el último verano había sido extraño, estaba claro que su madre no podía tener su atención fija en el cabrón de su padre y la amante esa anoréxica que se había buscado, pero había traido en demasiadas ocasiones a unos amigos suyos que casualmente tenían un hijo unos años mayor que Davina. - Ay Damien, que tiempos aquellos en que yo era la buena y tú el malo, ¿Te acuerdas?. - Le pasó los dedos por el brazo acariciándolo. - Me gustaría volver a ser pequeña. Bueno, en algunos momentos. Pero tienes razón, es mejor estar aquí anclados en la Edad Media, que en casa en la Prehistoria. - Se echó a reír de nuevo.
Davina miró a su hermano escéptica. - ¿Me estás retando hermanito? Sabes que soy muy creativa inventándome cosas, quizá que te montante un trío con una Moroi y una Damphir y que no conseguiste que se te empalmara y acabaron montandoselo ellas mientras tú mirabas muerto de vergüenza. - Lo miró burlona, mordiéndose el labio inferior aguantandose la risa, no lo consiguió. - Lo peor de todo es que estás tan bueno que las muy idiotas seguirían intentándolo. No hermanito, no nos jodamos los polvos el uno al otro. - Le dio un abrazito. - A no ser que no soportes pensar que me toca otro que no seas tú...- Picó de nuevo.
Gael, Gael, siempre salía en la conversación, era como una plaga. Sin embargo, las palabras de su hermano provocaron una sensación extraña dentro de Davina. Se semiincorporó, frunciendo el ceño. - ¿crees que no sería capaz de tirarmelo? - Alzó una ceja. - Yo no estaría tan segura, es más, es pan comido, pienso ligarmelo. Ya verás como esta cría en menos de un mes tiene un nuevo Damphir en su lista. - Y pensaba cumplirlo, a lo mejor su niñera la sorprendía en la cama y a partir de ese momento viera con otros ojos el que la siguiera a todas partes.
Gimió ante la intensidad del beso de su hermano, siempre la encendía. Era pasional, al igual que ella, podría ser por carácter, porque ambos fueran usuarios del elemento fuego, pero lo cierto es que se entendían a la perfección tanto fuera como dentro de la cama. Lo miró con los ojos impregnados de deseo, queriendo comérselo en ese mismo instante aunque sabía que debía esperar. Siempre jugaban, era parte de su relación.
Cuando la obligó a soltarse le enseñó los colmillos, furiosa. - No te lo creas tanto, en dos días te olvidaría, aunque sería una lástima. Pero no va a pasar Damien, me deseas, siempre los has echo, al igual que yo a ti, podríamos encontrarnos solos en una habitación durante un tiempo, podrías aguantarte, podrías incluso ni mirarme por orgullo, pero en cuanto me acercara no me rechazarías. - Le intentó moder el cuello. - Somos igual de orgullosos, pero los dos cedemos ante el otro. Eres mi debilidad y yo soy la tuya. - Alzó las caderas para frotarse contra él, mirándole en todo momento a los ojos. - Tírate a las que quieras, me es indiferente, ninguna te follará mejor que yo. - Le guiñó el ojo. - ¿O sí? Dime que alguna te conoce mejor, que sabe lo que te gusta mejor que yo, que te complace como yo... Eres mio Damien, que te comparta y no me importe no significa que no seas mio, igual que yo soy tuya.
Davina miró a su hermano escéptica. - ¿Me estás retando hermanito? Sabes que soy muy creativa inventándome cosas, quizá que te montante un trío con una Moroi y una Damphir y que no conseguiste que se te empalmara y acabaron montandoselo ellas mientras tú mirabas muerto de vergüenza. - Lo miró burlona, mordiéndose el labio inferior aguantandose la risa, no lo consiguió. - Lo peor de todo es que estás tan bueno que las muy idiotas seguirían intentándolo. No hermanito, no nos jodamos los polvos el uno al otro. - Le dio un abrazito. - A no ser que no soportes pensar que me toca otro que no seas tú...- Picó de nuevo.
Gael, Gael, siempre salía en la conversación, era como una plaga. Sin embargo, las palabras de su hermano provocaron una sensación extraña dentro de Davina. Se semiincorporó, frunciendo el ceño. - ¿crees que no sería capaz de tirarmelo? - Alzó una ceja. - Yo no estaría tan segura, es más, es pan comido, pienso ligarmelo. Ya verás como esta cría en menos de un mes tiene un nuevo Damphir en su lista. - Y pensaba cumplirlo, a lo mejor su niñera la sorprendía en la cama y a partir de ese momento viera con otros ojos el que la siguiera a todas partes.
Gimió ante la intensidad del beso de su hermano, siempre la encendía. Era pasional, al igual que ella, podría ser por carácter, porque ambos fueran usuarios del elemento fuego, pero lo cierto es que se entendían a la perfección tanto fuera como dentro de la cama. Lo miró con los ojos impregnados de deseo, queriendo comérselo en ese mismo instante aunque sabía que debía esperar. Siempre jugaban, era parte de su relación.
Cuando la obligó a soltarse le enseñó los colmillos, furiosa. - No te lo creas tanto, en dos días te olvidaría, aunque sería una lástima. Pero no va a pasar Damien, me deseas, siempre los has echo, al igual que yo a ti, podríamos encontrarnos solos en una habitación durante un tiempo, podrías aguantarte, podrías incluso ni mirarme por orgullo, pero en cuanto me acercara no me rechazarías. - Le intentó moder el cuello. - Somos igual de orgullosos, pero los dos cedemos ante el otro. Eres mi debilidad y yo soy la tuya. - Alzó las caderas para frotarse contra él, mirándole en todo momento a los ojos. - Tírate a las que quieras, me es indiferente, ninguna te follará mejor que yo. - Le guiñó el ojo. - ¿O sí? Dime que alguna te conoce mejor, que sabe lo que te gusta mejor que yo, que te complace como yo... Eres mio Damien, que te comparta y no me importe no significa que no seas mio, igual que yo soy tuya.
A. Davina Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Prestó atención a las palabras de la chica. Tenía razón, a Davina no le importaba que todo el mundo se enterase de lo que hacía; era como una cubierta para Damien. En cierto modo se lo agradecía. Luego se puso serio cuando hablo de matrimonio. No le extrañaría nada que su madre estuviese buscándole pretendientes, no solo a su hermana, pero también a él. De alguna casa real, por supuesto. Eso sí, tampoco le importaba, siempre que pudiese hacer lo que quisiera, pero no iba a dejar que lo ninguneasen. Aunque tampoco le gustaba la idea de que su madre se enterase de lo que tenían ambos. – La reacción de mamá podía ser muy divertida.- rio al pensar aquello.- Oye,¿ desde cuándo se han cambiado los papeles?- quizás cuando Damien se había aprendido sus obligaciones para con su familia.
Sabía que Davina podía ser vengativa cuando quería, y aunque mucha gente le tuviese miedo, él, obviamente, no era uno de ellos.-Sabemos que tienes imaginación, pero…como tu bien has dicho, lo seguirían intentando. Y dudo mucho que te creyeran.- levantó una ceja- Estoy de acuerdo contigo, no te metas en mi terreno y yo no me meteré en el tuyo.- una forma sutil de cerrar un trato.- Sé que siempre me preferirás a mí.
La predisposición de la chica a tirarse a Gael hizo que se riera. No era que la chica no tuviera oportunidad, pero le pareció interesante el comportamiento de Gael cuando ella se le tirase encima. El chico no era muy dado a las relaciones y siempre actuaba seriamente. De una forma, se parecía a Damien, quizás por eso se llevaran bien.- Entonces tendré que buscarme otra Dhampir para empatar.- se rascó el mentón pensando en alguna chica que hubiese llegado recientemente.
El chico sabía cómo hacer que ella lo deseara, y poco a poco fue usando su poder para que el calor subiese en la sala. – Shhh сестра.- a veces le salían frases o palabras en su lengua materna, el ruso. A continuación enseñó también sus colmillos y bufó.- yo también tengo colmillos.- Al ser igual de orgullosos, tu tampoco aguantarías y lo sabes.- dejó que se restregarse contra él, y el llevó inconscientemente una de sus manos a su pierna desnuda, ya que la camiseta se le había subido lentamente, hasta llegarle a la cadera. La miró directamente a los ojos.- No he estado con todas las chicas de la Academia, así que no podría decirlo.- la picó e hizo que una pequeña corriente de calor pasase a ella a través de sus dedos. Sabía que lo que decía era verdad, era la chica con la que más tiempo había ‘estado’ y tal vez por aquello y el ser hermanos lo hacía más fácil. Pero no iba a darle el gusto de sonsacarle aquello.- Yo soy el mayor, yo no pertenezco a nadie.- tiró de su pelo suavemente hacia atrás haciéndoselo entender.
Sabía que Davina podía ser vengativa cuando quería, y aunque mucha gente le tuviese miedo, él, obviamente, no era uno de ellos.-Sabemos que tienes imaginación, pero…como tu bien has dicho, lo seguirían intentando. Y dudo mucho que te creyeran.- levantó una ceja- Estoy de acuerdo contigo, no te metas en mi terreno y yo no me meteré en el tuyo.- una forma sutil de cerrar un trato.- Sé que siempre me preferirás a mí.
La predisposición de la chica a tirarse a Gael hizo que se riera. No era que la chica no tuviera oportunidad, pero le pareció interesante el comportamiento de Gael cuando ella se le tirase encima. El chico no era muy dado a las relaciones y siempre actuaba seriamente. De una forma, se parecía a Damien, quizás por eso se llevaran bien.- Entonces tendré que buscarme otra Dhampir para empatar.- se rascó el mentón pensando en alguna chica que hubiese llegado recientemente.
El chico sabía cómo hacer que ella lo deseara, y poco a poco fue usando su poder para que el calor subiese en la sala. – Shhh сестра.- a veces le salían frases o palabras en su lengua materna, el ruso. A continuación enseñó también sus colmillos y bufó.- yo también tengo colmillos.- Al ser igual de orgullosos, tu tampoco aguantarías y lo sabes.- dejó que se restregarse contra él, y el llevó inconscientemente una de sus manos a su pierna desnuda, ya que la camiseta se le había subido lentamente, hasta llegarle a la cadera. La miró directamente a los ojos.- No he estado con todas las chicas de la Academia, así que no podría decirlo.- la picó e hizo que una pequeña corriente de calor pasase a ella a través de sus dedos. Sabía que lo que decía era verdad, era la chica con la que más tiempo había ‘estado’ y tal vez por aquello y el ser hermanos lo hacía más fácil. Pero no iba a darle el gusto de sonsacarle aquello.- Yo soy el mayor, yo no pertenezco a nadie.- tiró de su pelo suavemente hacia atrás haciéndoselo entender.
Damien N. Ivashkov- Moroi
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Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Davina arqueó una ceja. - ¿Divertido? ¿En serio?, le daría un infarto en el acto. - Rió disimuladamente. - Papá no nos podría decir nada, él la ha cambiado por una zorra anoréxica. ¿Por qué ha echo eso Damien? Si no estaban bien... - Se mordió el labio inferior. - ¿Por qué no divorciarse y ya está? ¿Por qué jodernos a todos de esta manera? ¿Y por qué mamá actúa como si no pasara nada?. - Negó con la cabeza, eran preguntas que no esperara que su hermano pudiera contestarle, los únicos que sabrían las respuestas eran sus padres y dudaba mucho que las compartiera con ellos. Terminó negando con la cabeza, intentando quitarse el tema de sus padres de la mente. - No lo se Dam, quizá cuando yo maduré y tú no - Sonrió de medio lado ya que había pasado totalmente al revés. O quizá no, Davina era madura en su estilo, no para todo, pero si para lo importante.
Le regaló unas cuantas muecas. - No te pases ¡Eh! Que también existen los rumores de enfermedades sexuales y aunque alguna idiota le diera igual, no creo que todas las del colegio pensaran igual. - Abrió mucho los ojos. - ¡Oye! ¿No tendrás ninguna enfermedad no? - Se echó a reír y le dio un golpecito en el brazo.
Acabó asintiendo con la cabeza ante el trato que acababan de trazar, era mucho mejor. Eso no significaba que si su hermano empezaba a frecuentar a alguna tía ella no le pasara revista y si la consideraba poca cosa para él hiciera todo lo posible para quitarsela de encima, pero eran detallitos tontos que Damien no tenía porque saber. - Eso por descontado. - Sonrió cariñosamente y algo inocentona. - Eres el mejor hermano del mundo, me complaces en todo. ¿Cómo no iba a preferirte?.
Volvió a pegarle, esta vez con más fuerza. Una cosa era que le dijera que no le importaba a quien se tirara aparte de ella, otra bien distinta es que se lo dijera a la cara. Claro que ella tenía celos, era demasiado protectora y posesiva, lo suyo era suyo. Sí, era muy egoísta, ella era la primera que le contaba cualquier detalle - sexual o no - a Damien, pero si él lo hacía... Bueno, Davina no lo tomaba precisamente bien.
Asintió con la cabeza, mirándole a los ojos con las pupilas dilatadas. Gimió sin cortarse cuando sintió las manos de su hermano en su muslo y le incitó a subir. Conocía sus tácticas, modificaba el ambiente para que la temperatura subiera, para que los dos quisieran más y Davina caía siempre en la trampa. Pese a estar realmente cachonda, el enfado ganó a cualquier sentimiento. Le enseñó de nuevo los dientes, a la vez que se quitaba la molesta camisa, quedandose con un conjunto de lencería rojo fuego. - ¡Claro que me perteneces! - Espetó muy digna. - Mírame bien hermanito, porque esta va a ser la última vez que me veas de esta forma, te lo prometo. - Y sin dejar pasar ni un segundo se lanzó contra su cuello a morderle hasta llegar a probar su sangre. Apenas fueron un par de segundos, pero su intención quedó clara. Luego volvió a mirarlo. - No te hace falta ni tirarte a dos zorras de la academia para saber que me prefieres a todas.
Le regaló unas cuantas muecas. - No te pases ¡Eh! Que también existen los rumores de enfermedades sexuales y aunque alguna idiota le diera igual, no creo que todas las del colegio pensaran igual. - Abrió mucho los ojos. - ¡Oye! ¿No tendrás ninguna enfermedad no? - Se echó a reír y le dio un golpecito en el brazo.
Acabó asintiendo con la cabeza ante el trato que acababan de trazar, era mucho mejor. Eso no significaba que si su hermano empezaba a frecuentar a alguna tía ella no le pasara revista y si la consideraba poca cosa para él hiciera todo lo posible para quitarsela de encima, pero eran detallitos tontos que Damien no tenía porque saber. - Eso por descontado. - Sonrió cariñosamente y algo inocentona. - Eres el mejor hermano del mundo, me complaces en todo. ¿Cómo no iba a preferirte?.
Volvió a pegarle, esta vez con más fuerza. Una cosa era que le dijera que no le importaba a quien se tirara aparte de ella, otra bien distinta es que se lo dijera a la cara. Claro que ella tenía celos, era demasiado protectora y posesiva, lo suyo era suyo. Sí, era muy egoísta, ella era la primera que le contaba cualquier detalle - sexual o no - a Damien, pero si él lo hacía... Bueno, Davina no lo tomaba precisamente bien.
Asintió con la cabeza, mirándole a los ojos con las pupilas dilatadas. Gimió sin cortarse cuando sintió las manos de su hermano en su muslo y le incitó a subir. Conocía sus tácticas, modificaba el ambiente para que la temperatura subiera, para que los dos quisieran más y Davina caía siempre en la trampa. Pese a estar realmente cachonda, el enfado ganó a cualquier sentimiento. Le enseñó de nuevo los dientes, a la vez que se quitaba la molesta camisa, quedandose con un conjunto de lencería rojo fuego. - ¡Claro que me perteneces! - Espetó muy digna. - Mírame bien hermanito, porque esta va a ser la última vez que me veas de esta forma, te lo prometo. - Y sin dejar pasar ni un segundo se lanzó contra su cuello a morderle hasta llegar a probar su sangre. Apenas fueron un par de segundos, pero su intención quedó clara. Luego volvió a mirarlo. - No te hace falta ni tirarte a dos zorras de la academia para saber que me prefieres a todas.
A. Davina Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
La relación entre sus padres siempre había tenido altibajos, pero ellos nunca se habían esperado descubrir que su padre estuviese con otra. Era un tema poco recurrente en la familia, aunque todos los sabían y parecían no darle importancia. Él no llamaba a la mujer ‘anoréxica’ como Davina, pero tampoco es que le gustara. Simplemente, se mantenía al margen. Se preguntaba si a él le pasaría lo mismo de mayor. Esperaba que no.- Ya sabes cómo eran antes los matrimonios Dav, no creo que nuestros padres se casaran por amor y segur que simplemente quieren guardar las apariencias.- se sinceró, o al menos era lo que él pensaba, tampoco es que tuviese muchas conversaciones con su padre, que era con quien mejor se llevaba.
- Es más probable que tuvieses tú una que yo.- por mucho que lo increpase a él, ella también estaba con los chicos que quería. Pero era obvio que ninguno de los dos tenían una. Era muy difícil que los Moroi contrajesen las típicas enfermedades que tenían los humanos o Dhampirs. Al contrario que ellos, eran vampiros completos.
Sabía que a ella no le gustaba verla con otras chicas, igual que al revés, pero en la mayoría de los casos lo veían como…muñecos; uno puntuaba al del otro o soltaban los trapos sucios de la persona con la que estaban en aquel momento.- Y también soy el único que tienes con el que puedas hacer esto.- señaló tocándole el pelo. Dudaba que se metiese con su hermano pequeño, aunque tenían primos de su edad.
Sintió su golpe pero no le dolió, la chica estaba claramente en desventaja en aquel terreno. Cuando años atrás había empezado a pegarle incluso le dolía, pero con el tiempo había sabido sobrellevarlos. Estaba molesta. Y le gustaba más cuando estaba enfadada. Él había sido el primero de ella, pero ella no había sido la primera de él. Aquello también le molestaba, así que muchas veces se lo recordaba.
Pese a que ella quería más, las palabras de Damien habían hecho más mella en su orgullo del que se hubiese imaginado. Se echó un poco para atrás cuando enseñó los dientes ya que no se lo esperaba pero no le impidió que se quitase la camiseta. Al contrario, sonrió, su plan funcionaba perfectamente. No la temía. Al contrario, verla tan arraigada a él le ponía. Pero lo que hizo a continuación cambió. Su sonrisa se borró en cuanto los dientes de la chica se clavaron en su piel. Acto seguido le agarró los brazos y la puso en la misma posición en la que ella lo había puesto al principio. No le gustaba que le mordiesen de aquella forma. Él no daba su sangre. No le importaba morder, pero no era un prostituto de sangre. Enseñó los colmillos todavía más y gruñó, y las llamas de las velas se alzaron más. Siempre que se enfadaba enfocaba su ira en el fuego para calmarse. Se acercó más a la cara de la chica, el fuego se podía ver en los ojos de él.- Sabes que eso es mentira, y no me digas lo que tengo que hacer.- hizo otra pausa.- Y nunca vuelvas a hacer eso.- le espetó con seriedad sin esconder los colmillos.
- Es más probable que tuvieses tú una que yo.- por mucho que lo increpase a él, ella también estaba con los chicos que quería. Pero era obvio que ninguno de los dos tenían una. Era muy difícil que los Moroi contrajesen las típicas enfermedades que tenían los humanos o Dhampirs. Al contrario que ellos, eran vampiros completos.
Sabía que a ella no le gustaba verla con otras chicas, igual que al revés, pero en la mayoría de los casos lo veían como…muñecos; uno puntuaba al del otro o soltaban los trapos sucios de la persona con la que estaban en aquel momento.- Y también soy el único que tienes con el que puedas hacer esto.- señaló tocándole el pelo. Dudaba que se metiese con su hermano pequeño, aunque tenían primos de su edad.
Sintió su golpe pero no le dolió, la chica estaba claramente en desventaja en aquel terreno. Cuando años atrás había empezado a pegarle incluso le dolía, pero con el tiempo había sabido sobrellevarlos. Estaba molesta. Y le gustaba más cuando estaba enfadada. Él había sido el primero de ella, pero ella no había sido la primera de él. Aquello también le molestaba, así que muchas veces se lo recordaba.
Pese a que ella quería más, las palabras de Damien habían hecho más mella en su orgullo del que se hubiese imaginado. Se echó un poco para atrás cuando enseñó los dientes ya que no se lo esperaba pero no le impidió que se quitase la camiseta. Al contrario, sonrió, su plan funcionaba perfectamente. No la temía. Al contrario, verla tan arraigada a él le ponía. Pero lo que hizo a continuación cambió. Su sonrisa se borró en cuanto los dientes de la chica se clavaron en su piel. Acto seguido le agarró los brazos y la puso en la misma posición en la que ella lo había puesto al principio. No le gustaba que le mordiesen de aquella forma. Él no daba su sangre. No le importaba morder, pero no era un prostituto de sangre. Enseñó los colmillos todavía más y gruñó, y las llamas de las velas se alzaron más. Siempre que se enfadaba enfocaba su ira en el fuego para calmarse. Se acercó más a la cara de la chica, el fuego se podía ver en los ojos de él.- Sabes que eso es mentira, y no me digas lo que tengo que hacer.- hizo otra pausa.- Y nunca vuelvas a hacer eso.- le espetó con seriedad sin esconder los colmillos.
Damien N. Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Davina lo meditó durante un buen rato, no era algo que no hubiera pensado anteriormente pero aún así, eso solo hacía acrecentar su desprecio por sus padres. Vivían en tiempos modernos, por mucho que ellos se esforzaran en creerse espíritus medievales, por lo que no era una excusa el que se hubieran casado por conveniencia y no por amor, existía el divorcio, no tenías que educar a tus hijos bajo la creencia que el matrimonio era solo un negocio y que poco importaba lo que después hicieras siempre y cuando luego mostraras una sonrisa en sociedad.
- Pero seguramente la mayoría de la sociedad sabe ya que tiene una amante. ¿Qué será lo próximo? ¿Que la meta en casa? ¿Qué vivamos los séis juntitos? - Negó con la cabeza. - No me extrañaría, cada vez que se encuentran en alguna fiesta se les nota a kilometros. - Lo miró fijamente. - Es imposible que no censures a papá por eso Damien. ¿Qué ejemplo te da a ti? ¿O al renacuajo?.
Arqueando levemente las cejas, acompañando el movimiento con una sonrisa curvada, fue la respuesta que utilizó para zanjar el tema de las enfermedades. Ninguno tenía, punto. El otro tema era bastante más interesante y daba mucho juego. En alguna ocasión Davina fingía que tenía más celos de los que en realidad sentía solamente para poner a prueba a su hermano. En el momento en que empezó toda su complicada relación, habían sido capaces de establecer unas reglas no escritas que en cualquier momento podían romperse por parte de alguno de los dos, lo que generaría más problemas que beneficios, por lo que nunca estaba de más hablar de ello y ver que ninguno se confundía. - Ya no es que seas el único. - Sonrió de forma pícara. - Más bien que ya te tengo entrenado. - Bromeo, echándose a reír.
No era ni la primera ni la última vez que Damien conseguía enfadar a su hermana pequeña. Sin embargo, nunca había cruzado la raya como en ese momento y, por un instante, se sintió poderosa y le gustó. Quería provocarlo y enfadarlo, que sacara los colmillos, romperle los esquemas preestablecidos en su mente, que no la considerara una niñita inofensiva. Se esperaba su reacción, pero pese a todo intentó soltarse en vano. Lo miro, aún con los colmillos sacados chorreantes de su sangre. Su propia furia hizo que las llamas de las velas se alzaran todavía más, hasta el punto que podría llegar a ser peligroso. No le importó, tenía la vista fija en los ojos de su hermano, ralampagueantes de ira y en lugar de sentirse asustada, estaba más caliente que antes.
- Te diré lo que tienes que hacer cuando me de la gana. - Contestó altiva a la vez que probocadora, pasandose la lengua por los labios para limpiarse la deliciosa sangre de Damien. Se relamió de nuevo. - ¿O qué me harás Damien? - Entrecerró los ojos. - ¿Me pegarás? ¿Me morderás tú?.- Giró la cabeza hacia un lado, dejando expuesto el cuello. - Adelante, muérdeme. Quiero que me muerdas. - Susurró. - Quiero que me hagas tuya y que se me olvide cualquiero otro hombre que pueda rondarme por la cabeza, que solo seas tú Damien. - Lo miró mordiéndose el labio inferior. - Bueno, eso si eres lo suficientemente hombre para hacerme perder la cabeza por ti.
- Pero seguramente la mayoría de la sociedad sabe ya que tiene una amante. ¿Qué será lo próximo? ¿Que la meta en casa? ¿Qué vivamos los séis juntitos? - Negó con la cabeza. - No me extrañaría, cada vez que se encuentran en alguna fiesta se les nota a kilometros. - Lo miró fijamente. - Es imposible que no censures a papá por eso Damien. ¿Qué ejemplo te da a ti? ¿O al renacuajo?.
Arqueando levemente las cejas, acompañando el movimiento con una sonrisa curvada, fue la respuesta que utilizó para zanjar el tema de las enfermedades. Ninguno tenía, punto. El otro tema era bastante más interesante y daba mucho juego. En alguna ocasión Davina fingía que tenía más celos de los que en realidad sentía solamente para poner a prueba a su hermano. En el momento en que empezó toda su complicada relación, habían sido capaces de establecer unas reglas no escritas que en cualquier momento podían romperse por parte de alguno de los dos, lo que generaría más problemas que beneficios, por lo que nunca estaba de más hablar de ello y ver que ninguno se confundía. - Ya no es que seas el único. - Sonrió de forma pícara. - Más bien que ya te tengo entrenado. - Bromeo, echándose a reír.
No era ni la primera ni la última vez que Damien conseguía enfadar a su hermana pequeña. Sin embargo, nunca había cruzado la raya como en ese momento y, por un instante, se sintió poderosa y le gustó. Quería provocarlo y enfadarlo, que sacara los colmillos, romperle los esquemas preestablecidos en su mente, que no la considerara una niñita inofensiva. Se esperaba su reacción, pero pese a todo intentó soltarse en vano. Lo miro, aún con los colmillos sacados chorreantes de su sangre. Su propia furia hizo que las llamas de las velas se alzaran todavía más, hasta el punto que podría llegar a ser peligroso. No le importó, tenía la vista fija en los ojos de su hermano, ralampagueantes de ira y en lugar de sentirse asustada, estaba más caliente que antes.
- Te diré lo que tienes que hacer cuando me de la gana. - Contestó altiva a la vez que probocadora, pasandose la lengua por los labios para limpiarse la deliciosa sangre de Damien. Se relamió de nuevo. - ¿O qué me harás Damien? - Entrecerró los ojos. - ¿Me pegarás? ¿Me morderás tú?.- Giró la cabeza hacia un lado, dejando expuesto el cuello. - Adelante, muérdeme. Quiero que me muerdas. - Susurró. - Quiero que me hagas tuya y que se me olvide cualquiero otro hombre que pueda rondarme por la cabeza, que solo seas tú Damien. - Lo miró mordiéndose el labio inferior. - Bueno, eso si eres lo suficientemente hombre para hacerme perder la cabeza por ti.
A. Davina Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Davina estaba en lo cierto, probablemente muchos lo supiesen, y no dudaba en que había opciones en que la mujer se viniese a vivir con ellos. Damien no creía en el amor, por lo que le daba igual que su padre estuviese con otra mujer. Eso es lo que había aprendido de él, aunque su conciencia le decía que no estaba bien.- Nuestra familia lo parece, pero está lejos de ser la familia perfecta que todos piensan.- declaró para finalizar el tema. Llegaba a incomodarle.
-Más bien soy yo el que te tiene entrenado a ti.- con tal de llevarle la contraria a su hermana, hacía lo que fuera. Damien ya había estado antes con una moroi antes de enrollarse con su hermana, y, aunque había tardado poco en ‘madurar’ después de aquello, siempre podía alardear de que él había sido su primero, pero ella no había sido el de él, lo cual le molestaba y el chico se aseguraba de recordárselo. Él siempre sería el mayor.
Tal vez había hecho mal en enfadarse. Eso era lo que ella buscaba. Damien raramente se enfadaba y el tema de la sangre lo tenía prohibido. Ella lo sabía y lo había hecho a posta. Su enfado creció aún más al darse cuenta de aquello, porque a la chica le gustaba cuando se ponía así. ¿Quería jugar? Muy bien, no sabía lo que en verdad era capaz de hacer. Le apretó más las manos e hizo que el calor saliese de sus manos para quemarle las muñecas lentamente, solo para hacerle daño pero no el suficiente para que le hiciese daño. Que además le gustase su sangre era peor. Aunque fuese evidente que le iba a gustar; era la misma que la suya.
Damien no soportaba que la gente le diese órdenes, y menos de ella pese a que siempre la contentaba. No quería pegarle, no quería hacerle más daño, porque eso le gustaba, e intentaba provocarlo con morderla. A él le gustaba morder. Al principio estuvo a punto de hacerlo; en aquellos momentos estaba fuera de sí y haría lo que fuera con tal de que sufriera. Pero luego recordó que le estaba dando lo que ella quería, y después de todo lo que estaba diciendo, decidió que no le iba a dar el gusto. El fuego desapareció de sus ojos y las llamas volvieron a su altura normal. Respiró hondo y se controló, y despegó las manos de sus muñecas, donde se veía una leve marca de quemadura. – No te voy a dar el gusto.- susurró a su oído. Ahora era él el que se hacía el digno, y ella la que se quedaba en ropa interior tirada sobre la cama. Por mucho que dijese ella para picarlo, no iba a caer.
-Más bien soy yo el que te tiene entrenado a ti.- con tal de llevarle la contraria a su hermana, hacía lo que fuera. Damien ya había estado antes con una moroi antes de enrollarse con su hermana, y, aunque había tardado poco en ‘madurar’ después de aquello, siempre podía alardear de que él había sido su primero, pero ella no había sido el de él, lo cual le molestaba y el chico se aseguraba de recordárselo. Él siempre sería el mayor.
Tal vez había hecho mal en enfadarse. Eso era lo que ella buscaba. Damien raramente se enfadaba y el tema de la sangre lo tenía prohibido. Ella lo sabía y lo había hecho a posta. Su enfado creció aún más al darse cuenta de aquello, porque a la chica le gustaba cuando se ponía así. ¿Quería jugar? Muy bien, no sabía lo que en verdad era capaz de hacer. Le apretó más las manos e hizo que el calor saliese de sus manos para quemarle las muñecas lentamente, solo para hacerle daño pero no el suficiente para que le hiciese daño. Que además le gustase su sangre era peor. Aunque fuese evidente que le iba a gustar; era la misma que la suya.
Damien no soportaba que la gente le diese órdenes, y menos de ella pese a que siempre la contentaba. No quería pegarle, no quería hacerle más daño, porque eso le gustaba, e intentaba provocarlo con morderla. A él le gustaba morder. Al principio estuvo a punto de hacerlo; en aquellos momentos estaba fuera de sí y haría lo que fuera con tal de que sufriera. Pero luego recordó que le estaba dando lo que ella quería, y después de todo lo que estaba diciendo, decidió que no le iba a dar el gusto. El fuego desapareció de sus ojos y las llamas volvieron a su altura normal. Respiró hondo y se controló, y despegó las manos de sus muñecas, donde se veía una leve marca de quemadura. – No te voy a dar el gusto.- susurró a su oído. Ahora era él el que se hacía el digno, y ella la que se quedaba en ropa interior tirada sobre la cama. Por mucho que dijese ella para picarlo, no iba a caer.
Damien N. Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Puso los ojos en blanco y miró a su hermano con expresión de 'en serio', como si ella no supiera que su familia era una farsa total. Le molestaba no poder soltar todas las pestes que le gustaría con su hermano, la persona que más confiaba, él era demasiado pasota en ese tema, no lo tomaba tan a pecho - más bien como afrenta - como lo hacía Davina. Se mordió el labio para no contestarle, pero como siempre fracasó, Davina no sabía cerrar la boca. - No jodas, y yo que creía que eramos como un cuento de hadas echo realidad. - Ironizó. Se cruzó de brazos enfurruñada pero no hizo intento de volver al tema de conversación, no le apetecía acabar discutiendo con Damien.
- Tus ganas. - Respondió con una sonrisa maliciosa en el rostro. Damien se pensaba que llegaba a molestarla y aunque en bastantes ocasiones lo conseguía - no en vano habían vivido toda la vida bajo el mismo techo - en otras simplemente lo fingía. Era la persona que más confiaba en el mundo pero aún así se guardaba bastantes secretos para ella misma. No quería que nadie llegara a conocerla realmente, que nadie tuviera poder sobre ella y Damien, para su disgusto, lo tenía.
Le ardían las muñecas pero solo dejó que se reflejara en sus ojos, relampagueamtes de ira. Estudiaba sus expresiones, Davina creía que tenía más autocontrol que su hermano y que siempre acabaría ganandole. Observaba su batalla interna y seguía provocando, pasandose la lengua por los labios y enseñandole el cuello. Y cuando creía que tenía la batalla ganada, algo en los ojos de su hermano le indicó que no, que acababa de perder estrepitosamente. Frunció los labios. - No hermanito, no te vas a dar el gusto a ti mismo. Mírate, te mueres por morderme, por beber mi sangre mientras me follas. - Soltó sin ningún pelo en la lengua, cortante y directa, en su estilo. - Pero por orgullo no lo harás. - Dejó que una carcajada burlona y despectiva saliera de sus labios. Levantó una pierna y lo empujó hacia atrás por el pecho. - Pero tranquilo, no quiero hacérmelo contigo, no me mereces. - Le guiñó un ojo. - Por lo menos hoy. - Se encogió de hombros sin disimular que estaba divertida y frustrada a partes iguales.
- Tus ganas. - Respondió con una sonrisa maliciosa en el rostro. Damien se pensaba que llegaba a molestarla y aunque en bastantes ocasiones lo conseguía - no en vano habían vivido toda la vida bajo el mismo techo - en otras simplemente lo fingía. Era la persona que más confiaba en el mundo pero aún así se guardaba bastantes secretos para ella misma. No quería que nadie llegara a conocerla realmente, que nadie tuviera poder sobre ella y Damien, para su disgusto, lo tenía.
Le ardían las muñecas pero solo dejó que se reflejara en sus ojos, relampagueamtes de ira. Estudiaba sus expresiones, Davina creía que tenía más autocontrol que su hermano y que siempre acabaría ganandole. Observaba su batalla interna y seguía provocando, pasandose la lengua por los labios y enseñandole el cuello. Y cuando creía que tenía la batalla ganada, algo en los ojos de su hermano le indicó que no, que acababa de perder estrepitosamente. Frunció los labios. - No hermanito, no te vas a dar el gusto a ti mismo. Mírate, te mueres por morderme, por beber mi sangre mientras me follas. - Soltó sin ningún pelo en la lengua, cortante y directa, en su estilo. - Pero por orgullo no lo harás. - Dejó que una carcajada burlona y despectiva saliera de sus labios. Levantó una pierna y lo empujó hacia atrás por el pecho. - Pero tranquilo, no quiero hacérmelo contigo, no me mereces. - Le guiñó un ojo. - Por lo menos hoy. - Se encogió de hombros sin disimular que estaba divertida y frustrada a partes iguales.
A. Davina Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Damien estaba acostumbrado a beber sangre humana, quizás alguna vez había probado la de alguna Dhampir, no lo iba a negar. Pero la moroi era diferente. Podía notar la fuerza de los elementos que la recorría y, para que mentir, sabía mejor que las demás que había probado. Aunque ver como los Dhampir se arrastraban por más era mucho más divertido y compensaba el resto. Claro que no era una práctica bien vista desde ningún punto. Se sabía lo que provocaría un exceso de sangre de golpe: convertirse en Strigoi. Por eso siempre tenía que estar bajo control, por mucho que disfrutase con ello. Esta vez se había contenido, pero tal vez la siguiente no, aunque nunca se excedía en más de una mordida o dos de unos pocos segundos, algo inofensivo. Y realmente solo lo hacía con Davina.
-Muy bien- fue lo único que respondió con una sonrisa de lado. Se apartó de la chica y se levantó de la cama, volviendo hacia su piano. Con un movimiento de la mano, las velas se apagaron, dejando que el humo se esparciese por la habitación. Tocó varias teclas que dañaron su oído. ¿Realmente podía estar tocando mientras Davina estaba ahí en ropa interior? Menuda fuerza de voluntad tenía, fue lo que pensó. Y, por un momento, se dio cuenta de que él siempre tenía lo que quería, y lo conseguía por cualquier modo, más aún cuando se lo negaban.
Comenzó a utilizar de nuevo su influencia sobre el calor aun sentado. Luego se movió sutilmente hacia la puerta y cerró el pestillo. Entonces volvió al lado de su hermana, que seguía en la misma posición. Prácticamente se le tiró encima, y tiró de una de las tiras del sujetador.- ¿Estás segura de eso?- una de sus manos le tocó dulcemente la cara antes de besarla, presionándola contra él, mientras la otra recorría su cadera y su barriga casi sin tocarla, como si quisiese hacerle cosquillas.
-Muy bien- fue lo único que respondió con una sonrisa de lado. Se apartó de la chica y se levantó de la cama, volviendo hacia su piano. Con un movimiento de la mano, las velas se apagaron, dejando que el humo se esparciese por la habitación. Tocó varias teclas que dañaron su oído. ¿Realmente podía estar tocando mientras Davina estaba ahí en ropa interior? Menuda fuerza de voluntad tenía, fue lo que pensó. Y, por un momento, se dio cuenta de que él siempre tenía lo que quería, y lo conseguía por cualquier modo, más aún cuando se lo negaban.
Comenzó a utilizar de nuevo su influencia sobre el calor aun sentado. Luego se movió sutilmente hacia la puerta y cerró el pestillo. Entonces volvió al lado de su hermana, que seguía en la misma posición. Prácticamente se le tiró encima, y tiró de una de las tiras del sujetador.- ¿Estás segura de eso?- una de sus manos le tocó dulcemente la cara antes de besarla, presionándola contra él, mientras la otra recorría su cadera y su barriga casi sin tocarla, como si quisiese hacerle cosquillas.
Damien N. Ivashkov- Moroi
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
Sobraba el pensar si quiera que esa pobre contestación por parte de Damien enfurecía aún más a Davina. Cuando estaba furiosa como en ese momento, quería que su hermano sacara las garras, que le gritara y la sacara totalmente de sus casillas, pero Damien optaba por la indiferencia, mucho más efectiva.
Davina no le quitó los ojos de encima mientras paseaba por la habitación en dirección a su adorado piano. Bostezó a la vez que se tumbaba en la cama, apoyando la espalda en el respaldo y pasando las manos por detrás de su nuca. Dudaba que la ignorara durante mucho rato y no pensaba irse de esa forma, ni tan siquiera se molestó en volver a tapar su cuerpo. Pese a la aparente indiferencia de Damien, los dos sabían que se daba perfectamente cuenta que tenía a su hermana medio desnuda en la cama y de la atracción que existía entre ellos. Volvería a ella, siempre lo haría.
Los minutos pasaban, en la habitación solo se escuchaba la melodía procedente del piano. La Moroi cerró los ojos intentando relajarse, en otras ocasiones la música de su hermano la calmaba, esta no era una de esas veces. Su corazón seguía latiendo a velocidades vertiginosas. ¿De verdad iba a ignorarla tanto tiempo?. Y entonces lo notó, volvía a calentarse la habitación, Damien utilizaba su poder sobre el fuego para lograrlo. Ella no se quedó atrás, hizo que todas las velas volvieran a encenderse, aunque con una llama bastante tenue. El ruido del pestillo al cerrarse fue el incentivo que la hizo abrir los ojos. Sonrió para si misma mientras que por fuera aparentaba frialdad y aburrimiento.
En menos de dos segundos Damien estaba sobre ella. Exhaló un suspiro. La besaba y Davina olvidó por un momento su enfado, le correspondió, cogiéndole por el cuello para que aún estuvieran más cerca. Pese a que apenas la tocaba sentía como le ardía la piel. Lo miró un momento a los ojos, aún sería, pero acabó por sonreír maliciosamente. - Eres bipolar Damien. - Lo empujó hacia atrás y gateó por la cama hasta ponerse encima de él. - Un bipolar adorable. - Ronroneó acercándose para besarle levemente en la comisura de los labios. - Lástima que me hayas quitado todas las ganas, podríamos haberlo pasado realmente bien. - Volvió a besarle con rabia y fuerza.
No, Davina seguía totalmente encendida, quería dejarse llevar y que Damien hiciera lo que le diera la gana con ella. Y le seguiría el juego, al menos un rato hasta el preciso instante que pensara que había ganado y entonces se largaría, sería su pequeña venganza por haberla ignorado durante un par de minutos.
Davina no le quitó los ojos de encima mientras paseaba por la habitación en dirección a su adorado piano. Bostezó a la vez que se tumbaba en la cama, apoyando la espalda en el respaldo y pasando las manos por detrás de su nuca. Dudaba que la ignorara durante mucho rato y no pensaba irse de esa forma, ni tan siquiera se molestó en volver a tapar su cuerpo. Pese a la aparente indiferencia de Damien, los dos sabían que se daba perfectamente cuenta que tenía a su hermana medio desnuda en la cama y de la atracción que existía entre ellos. Volvería a ella, siempre lo haría.
Los minutos pasaban, en la habitación solo se escuchaba la melodía procedente del piano. La Moroi cerró los ojos intentando relajarse, en otras ocasiones la música de su hermano la calmaba, esta no era una de esas veces. Su corazón seguía latiendo a velocidades vertiginosas. ¿De verdad iba a ignorarla tanto tiempo?. Y entonces lo notó, volvía a calentarse la habitación, Damien utilizaba su poder sobre el fuego para lograrlo. Ella no se quedó atrás, hizo que todas las velas volvieran a encenderse, aunque con una llama bastante tenue. El ruido del pestillo al cerrarse fue el incentivo que la hizo abrir los ojos. Sonrió para si misma mientras que por fuera aparentaba frialdad y aburrimiento.
En menos de dos segundos Damien estaba sobre ella. Exhaló un suspiro. La besaba y Davina olvidó por un momento su enfado, le correspondió, cogiéndole por el cuello para que aún estuvieran más cerca. Pese a que apenas la tocaba sentía como le ardía la piel. Lo miró un momento a los ojos, aún sería, pero acabó por sonreír maliciosamente. - Eres bipolar Damien. - Lo empujó hacia atrás y gateó por la cama hasta ponerse encima de él. - Un bipolar adorable. - Ronroneó acercándose para besarle levemente en la comisura de los labios. - Lástima que me hayas quitado todas las ganas, podríamos haberlo pasado realmente bien. - Volvió a besarle con rabia y fuerza.
No, Davina seguía totalmente encendida, quería dejarse llevar y que Damien hiciera lo que le diera la gana con ella. Y le seguiría el juego, al menos un rato hasta el preciso instante que pensara que había ganado y entonces se largaría, sería su pequeña venganza por haberla ignorado durante un par de minutos.
A. Davina Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
- Spoiler:
Ver lo bien que se lo estaba pasando Davina hizo que él también se encendiese más. Tenía que admitir que le gustaba su chulería y su comportamiento hacia él y los demás. La chica no tardó en reaccionar con la misma furia que él tenía dentro; sabía que ella no se iba a resistir. Su fuerza había incrementado y había conseguido ponerse encima de él.- Lo de adorable ya me lo habían dicho, lo siento, pero no eres la primera.- alegó mientras conseguía medio levantarse de la cama, quedando sentado con ella encima.
Pasó sus manos por la cadera, notando como la piel de ella se iba calentando, y luego pasó a la parte baja de su espalda, jugueteando un poco con la lencería roja.- Muy interesante el color. Rojo. Como el fuego y como el color de nuestra casa.- siempre le escuchaba decir a las chicas que los chicos nunca se fijaban en la ropa interior, pero para Damien era todo lo contrario. Que se vistiesen así hacía que quisieran llamar su atención, por lo que le encantaba que se pusiesen lencería.- Muy…apropiado.- desvió su mirada del conjunto para mirarla. A continuación decidió quitarse la camiseta. – Ahora estamos más empatados.- no era justo que ella ya estuviese en ropa interior y él no. Recorrió de nuevo su espalda mientras le empezaba a besar el cuello, y respondió a lo que había dicho.- No parece que no tengas ganas.- susurró encima de sus labios antes de morderle el labio inferior.
Sus dedos se deslizaron hasta el broche del sujetador. Primero jugó con el él mientras su boca se deslizaba desde la yugular de la chica hasta la clavícula. Aprovechó para darle algún mordisco, pero sin sacar los dientes. La prenda hizo un simple click, sugiriendo que ya había conseguido desabrocharlo. Tiró de una de las tiras y tentó antes de bajárselo. Luego hizo lo mismo con el otro. Mientras tanto, se movía de un lado a otro lentamente rozando su entrepierna con la de ella, donde su erección comenzaba a hacerse notar.
Damien N. Ivashkov- Moroi
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Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
- Spoiler:
- Sobraba decir que Davina odiaba que su hermano le recordarse que se tiraba a otras, o que ella no había sido la primera, lo sabía muy bien. Le molestaba más que lo dijera una y otra vez que el tener conocimiento de ello. Momentos así eran los que la incitaban a tirárselo y dejarle claro que por mucho que buscara, por muchas tías que se tirara, nunca encontraría a alguna con la misma conexión que su melliza.
- ¡Oh! ¿Enserio? Y yo que creía que sí lo era... - Musitó irónica para después morderse el labio inferior, fingiendo que pensaba. - ¡Ah, no, espera, si lo sabía, solo me lo recuerdas como cinco veces al día! - Dejó que quedara encima de ella. Levantó las manos y las pasó por su pecho. - ¿Qué pasa mi queridísimo hermano? ¿Ahora nos vamos a contar los detalles sexuales?. - Lo miró con perversión. - Si quieres te cuento lo bien que lo pasé hace dos noches, hacía tiempo que no me corría tantas veces seguidas. Mucho más que contigo por cierto. - Picó. Sí, había sido una buena noche aquella, pero no para tanto, aunque eso Damien no tenía porque saberlo, claramente.
Sintió un escalofrío recorrerla entera conforme las manos de Damien recorrían su cadera. - Ya sabes lo mucho que me gusta jugar con fuego. - Ronroneó, complacida porque le gustase su conjunto de lencería. La excitaba muchísimo que la mirara de esa forma. Se mordió el labio inferior para ahogar un gemido, tampoco quería que Damien se percatara de la gran influencia que ejercía sobre ella. - Sabía que te gustaría Dam. - Continuó con el mismo tono de voz. Se deleitó con la vista del torso de Damien descubierto. - Pero no lo suficiente. - Llevo las manos a su pecho, rozándole con las uñas y bajando hasta el borde de su pantalón, donde jugueteó un poco. - Me gustas mucho más desnudo, puedo jugar contigo mucho mejor. - Le guiñó el ojo.
Llegó justo a desabrocharle los pantalones antes de que él se inclinara a besarle el cuello. Gimió sin poder evitarlo y alzó las caderas para pegarse contra él. Ansiaba que la tocara de una maldita vez, y para no mentirse a sí misma, que la mordiera. Le provocaba besándola en el cuello, en algún momento notaba los colmillos, era excitante y placentero. Como contestación gruñó y gimió a la vez. - Quieres callarte y tocarme de una puta vez. - Clara y directa, en su estilo.
Entonces pasó a jugar con su sujetador. Davina se mordió el labio inferior, llegando a clavarse sus propios dientes. Al mismo tiempo, sus sexos se rozaban, aunque siguiera estando el pantalón de barrera. Llevó las manos a su culo para tocarlo durante unos instantes, después subió las manos al pantalón y empezó a bajarlos. Tendría que terminar él de quitarselos, no llegaba hasta sus pies, pero eso no le impedía tener acceso a sus partes. Buscó los labios de su hermano, intercalando besos y mordisquitos mientras sus dedos juguetean con el borde de sus boxers y de vez en cuando pasaba el dedo por encima de su erección. - Como me pone notartela dura Damien. - Susurró contra sus labios.
A. Davina Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
- Spoiler:
- Obvió los comentarios que hizo sobre como se lo había pasado unos días antes. Estaba demasiado ocupado para replicarle. Que ella lo arañase hacía que se calentase más. Con gran habilidad, consiguió deshacerse de sus pantalones y quedarse en boxers. Su hermana comenzaba a estar impaciente porque el siguiese avanzando, y, por una vez, le iba a dar el placer de ello. Suspiró mientras ella se rozaba contra él y terminó por deshacerse del sujetador de ella, que cayó en alguna parte de la habitación.
-Dirás lo que quieras, pero yo voy a hacer que gimas más alto.- susurró igual que lo había hecho ella y le mordió el labio con más fuerza. No le importaba que los de las otras habitaciones lo escucharan, no lo iban a molestar y la última persona con la que creían que estaría sería su hermana. Damien empezaba a sacar su lado agresivo, quizás porque llegar a dominar a Davina por unos momentos lo excitaba. Tentó morderle el cuello, pero decidió esperar un poco más, por lo que solo le mordió con los colmillos lo suficiente para que todavía no saliese sangre. Agarró su trasero para que se pegase más a él si cabía y que comenzara a lubricar.
En cuanto ella habló, decidió ir a más. La giró de golpe de nuevo para que ella quedase tumbada de nuevo en la cama, tirándole suavemente del pelo para que no se resistiese. En cuando la tuvo bajo control, la agarró por la garganta, obligándola a hacer lo que él quería. Apretó un poco mientras la obligó a mirarla y la volvió a besar, soltando un pequeño gruñido. Luego empezó a bajar por su cuello otra vez, pero esta vez siguió hacia abajo. Agarró uno de sus pechos y pasó al alengua por uno de los pezones para luego morderlo. Mientras tanto, su otra mano se dirigió a sus partes íntimas, comenzando a tocarla por encima de la lencería roja.
Prosiguió bajando con su lengua por el tórax y las curvas de la barriga. No se molestó en quitarle la ropa interior al llegar al interior de sus muslos, simplemente la rompió de un golpe seco y la obligó a abrirse.- Una pena, ésta me gustaba.- aseguró antes de bajar hasta el monte de Venus y empezar a succionarle el clítoris, a la vez que sus manos subían por su cadera arriba y abajo, llegando a sus pechos.
Damien N. Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
- Spoiler:
- Si hubiera sido cualquier otro el que le dijera un comentario por el estilo, Davina se habría vestido y largado después de decirle cuatro cosas bien dichas, no soportaban los que iban de chulos, pero Damien era la excepción a esa regla. Cuanto más chulo y seguro de si mismo se mostrara ante su melliza, más cachonda se ponía la Moroi.
El mordisco en el labio fue el primer indicio que le indicó que su hermano empezaba a jugar de verdad. La animó, le encantaba que Damien olvidara todos sus buenos modales y sacara la furia que llevaba dentro. En el día a día era Davina la que siempre intentaba imponerse a él, incluso en el sexo lo hacía, era una persona dominante por naturaleza, por eso la ponía a mil que poco a poco él fuera tomando el control y la dominara. Gimió de forma casi imperceptible cuando los colmillos de él rozaban su cuello, Davina estaba ansiosa porque la mordiera. Dejando de lado todas las convicciones sociales que podían implicar el mordisco, era un momento en que podías alcanzar el éxtasis, muy similar a correrse. Obviamente Dav no se dejaba morder por nadie que no fuera Damien. Gruñó en su oreja en el justo momento en que modió su cuello, preparada para que comenzara a succionarle la sangre, solo que no ocurrió en ningún momento. Al menos tenía el pobre consuelo de sus manos tocando su trasero.
La mano de Damien agarraba con fuerza su pelo. Ella alzó los ojos para mirarlo como si fuera una gata. Entreabrió los labios y se pasó la lengua por el inferior. Sintió como se mojaba al agarrarla del cuello. Alzó la vista para mirarlo con deseo. - ¿Quieres dominarme Damien? - Ronroneó. Gimió contra su boca. Lo cogió por la nuca y lo apretó hacia ella para besarle con pasión, jugueteando con su lengua y mordisqueando su labio. Protestó cuando Damien terminó el beso, pero no impidió que el fuera bajando con la boca. Alzó la cabeza y permitió que su melena castaña cayera en una cascada de rizos por su espalda desnuda. La mano la subió al pelo del Moroi para que no pudiera escaparse de su lado. Sintió palpitar su entrepierna ante el roce de su mano.
Damien continuó bajando por su cuerpo. Davina empezaba a no poder pensar con claridad. Y fue en ese momento cuando escuchó el sonido de la tela al rajarse. - ¡Damien! Me encantaba este conjunto. - Se quejó, pero su enfado no duró ni un segundo, ¿Cómo podía durar cuando la estaba lamiendo?. Arqueó la espalda. Los gemidos se escapaban de su boca. - Damien. - Gimió su nombre. - No pares nunca cariño.
Se entregó por completo al placer que su hermano le daba. Ignoraba el tiempo que la estuvo lamiendo, su mente ya no era capaz de prestar atención a nada que no viniera de su hermano. Y entonces se corrió, solo él la llevaba a alcanzar la cima tan rápido. Gritó su nombre cuando el climax se apoderó de su cuerpo. Respiró hondo varias veces intentando calmar los agitados latidos de su corazón. Luego incitó a Damien a ponerse a su altura ayudándose de las piernas. Cuando estuvo a su altura lo besó de forma dulce. - Cierra los ojos Damien. - Susurró en su oído, depositando después un nuevo beso. - Y disfruta. - Ahora le tocaba a ella.
Empezó besando suavemente su cuello mientras sus manos se movían con libertad por su pecho, bajando más y más hasta llegar a su erección y tomarla suavemente en la mano. La movió de arriba a abajo durante unos segundos con lentitud, a la vez que sus labios bajaban por el pecho de él. Lo miró un segundo antes de que su boca le tomara. Lo besaba a la vez que lo intercalaba con los movimientos de la mano.
A. Davina Ivashkov- Moroi
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Fecha de inscripción : 24/07/2014
Re: Good girls gone bad [ A. Davina Ivashkov +18]
- Spoiler:
- Damien no había vuelto a hablar, quizás porque estaba demasiado ocupado dándole placer a Davina como para hacerlo. Y por mucho que le hubiese roto el conjunto, el enfado de la chica no iba a durar mucho. Clavó sus uñas en la cadera de la chica mientras ella gritaba su nombre. Ese era el único que él quería que ella gritase. Era suya, y no podía escapar. Siguió haciendo su trabajo y, aunque no podía observar las reacciones físicas de ella, sus gemidos lo decían todo. No le había mentido con lo que le había dicho antes. Damien no era dado a ser el dominante en su día a día, más bien era Davina la que tenía todo el carácter y Damien el tranquilo. Pero en aquel terreno todo cambiaba, le gustaba llevar las riendas y de momento nadie se le había quejado.
Estuvo durante un rato más para terminar de lubricarla. Si alguien le preguntase si prefería dar placer o que se lo diesen, probablemente diría lo primero, aunque no iba a echar a perder la segunda. Pero también dependía de la persona. No respondió a las palabras de su hermana pero le dio to lo que había pedido. Esperaba que sus gritos no hubiesen despertado al personal. Eso también le ponía, hacerla gritar hasta que se le fuese el aire. Se separó de su entrepierna y la miró desde abajo, dándole pequeños besos en el interior del muslo, enseñando otra vez los colmillos.
Por una vez le hizo caso cuando lo llamó y se puso a su altura. La besó y entendió a la perfección sus palabras, por lo que se puso cómodo. Ahora era ella la que mandaba. Solo por un momento, mientras ella bajaba por su cuello, estuvo a punto de pedirle que lo mordiera, pero se contuvo. Sintió el tacto de su boca sobre su pecho, y suspiró sin llegar a emitir ningún sonido. Se deshizo como pudo de los calzoncillos y las manos de ella tomaron su miembro. Volvió a suspirar y se empezó a contenerse de morderla. Agarró de nuevo su pelo-una extraña manía que tenía pero que le ponía a las tías- y movió su cuerpo acorde al movimiento de las caricias de la chica. En cuanto pudiese, la mordería.- No pares.-rugió con la voz un poco más grave de lo normal, mientras seguía concentrándose en ella.
Damien N. Ivashkov- Moroi
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