Trainning Day {Dev - Nikolaj}{+18}

El castaño guardián Dhampir soviético se sometía a si mismo a duros entrenamientos para poder mantener un estado físico óptimo, o lo que para él era, teniendo en cuenta que era uno de los tantos salvaguardas de la Academia St. Vladimir. Le había costado acostumbrarse al idioma, pero bien era cierto que el muchacho se había terminando habituando a aquel lenguaje tan diferente al natal suyo, el ruso, mas siendo que se había pasado veintitrés años en las tierras soviéticas hasta que su madre había dejado el mundo de los vivos. Se entrenaba duro para no pensar, también, en muchas cosas que podrían preocuparle. Su duelo no lo había hecho jamás, no se había tomado tiempo suficiente como para que le doliese la partida de su madre. Sin embargo, aquello lo había logrado canalizar a lo largo del tiempo, enfocándose ampliamente en su tarea de Guardián de los Moroi.

La Academia tenía un gimnasio muy bien preparado para que tanto guardianes como novicios entrenasen, lo correspondiente a las clases y también los entrenamientos extra y personalizados que algunos tutores, como Nikolaj mismo, daban a los novicios, y los que tomaban los mismos entrenadores para mantenerse,y exactamente ello era lo que Nikolaj estaba haciendo.

Tenía en sus manos una larga vara de metal, quería entrenar su propia coordinación y por eso estaba trabajando con aquello y no con una estaca, la cual, estaba segura en el cinturón de su pantalón, dentro de su vaina, que colgaba de los ojales de los cómodos vaqueros. Con una camiseta negra, se movía rápidamente cual gacela, era veloz como un guepardo, y sigiloso como una pantera, que se deslizaba sinuoso y letal, presto a atacar.

Sus movimientos se detuvieron justo al escuchar la puerta del gimnasio abrirse, dando paso a una guardiana, mas bien a aquella despampanante rubia que tanto... interés causaba en el soviético. Se envaró, firme, y saludó con una especie de venia - Hola Dev - le sonrió de medio lado, observando su cuerpo envuelto en la ropa que llevaba, aunque, claramente, no estaba esforzandose en disimularlo en lo absoluto.

- Siempre ando aquí a estas horas, Dev - mencionó el castaño, intuía que ella ya lo sabía y que esa pregunta era solo un intento de hacerse la desentendida, pero eran pocos y se conocían mucho, incluso, mas que mucho. Dejó aquella especie de jabalina de metal apoyada contra una pared, sin dudas era pesada, y manipulándola con la suficiente velocidad, era capaz de dar unos buenos golpazos. Estaba descalzo sobre la colchoneta, prefería entrenar de esa manera, porque le permitía mejor agarre con los pies y libertad de movimientos. Como el castaño tenía el deber de velar por el colegio en si, y no por un Moroi en particular, podía darse esos ratos libres en los que se dedicaba a mantener en forma su cuerpo torneado por años y años de duros entrenamientos.

El sudor de su cuerpo hacía que su camiseta se pegase ligeramente a su torso, dando poco lugar a la imaginación, y aquellos vaqueros le marcaban lo justo sin ser lo necesariamente incómodos como para impedirle moverse con fluidez. - Esa fuerza será buena en otros casos - comentó, con un claro doble sentido, tanto en la elección de las palabras como en lo sugerente del tono de voz al decir aquellas palabras con un inglés de acento un tanto extraño, que era parte de su ascendencia soviética.

- Siempre - le comentó con tono de profunda lascivia, era claro que no sabía, ni tenía intenciones de, ocultar que aquella Dhampir le atraía de maneras muy llamativas, eso era lo cierto. Se rió levemente ante el silbido, entre aquellos dos había coqueteo puro y duro, sin mas de por medio. El chico, en dado momento, se entretuvo con los muñecos, buscando un entrenamiento de pelea cuerpo a cuerpo.

Se rió en cuanto la sintió enganchada a su cuerpo, sonriendo de medio lado - Pues si están tan lindas como tu, dejaré que me ataquen - murmuró mientras que empezó a correr con la rubia asida a sus espaldas. - Sujetate bien o te caerás - aseguró, tomando cada vez mas velocidad.

El castaño rió un poco al sentir aquella mordida - Vaya, esto es nuevo Dev ¿compulsiones Strigoi? No te estarás pasando al otro lado... ¿o si? - el guardián Petrov rió un poco ante todo aquel jugueteo que ellos sabían como llevar a cabo para que fuese divertido y altamente estimulante a la vez. Una vez que había empezado a correr con ella encaramada de su cuerpo, todo se volvió a mejor. Dev tenía 'poderes' sobre Nikolaj, no podía ser serio con ella en momentos así ni aunque se esforzara demasiado. Y esa era la pura verdad. - ¿La mia o la tuya? - preguntó sin dilación en ese momento, ya que no le importaba sacarse la camiseta si eso. Claramente que no, menos que menos ante aquella despampanante rubia que era su compañera de guardia. El muchacho se dedicó a dejarla bajar mientras que hacía flexiones verticales en las barras paralelas.

Se encargó de observar también a la rubia alemana de llamativos ojos azules, decidido a ver sus estiramientos, y bien era cierto que el cuerpo de la rubia era flexible, mucho, además. Se encargó de anular esos pensamientos furtivos de su cabeza, lo cual, aunque costoso, ayudó a que se volviera a concentrar en su entrenamiento. Empezaba a pensar que, en ese momento, Dev lo estaba provocando adrede, y era cierto que podía llegar a pagarlo.

'Oh, vamos, Dev ¿enserio?' Pensó en el momento en que la muchacha se quitó aquel pantalón de ejercicio y se quedó con un mini short que le marcaba absolutamente todo. Su físico trabajado le hacía ser sexy sin parecer grotesca por el exceso del ejercicio. - ¿Enserio Dev? - dijo bajando de aquella barra y rió un poco en ese momento.

Se acercó después de eso, pegandose por atrás al cuerpo de aquella rubia - ¿Sorprendido? Nunca, se de tus capacidades - aseguró en ese momento, mientras sonreía de medio lado para ella, acariciando el cuerpo torneado de la rubia de forma descarada.

Dio una carcajada suave y contenida para luego alzar una ceja – Lo siento colega, pero el calor es insoportable–aseguro agachándose de forma provocativa para tomar la cabeza del muñeco y arrogarla en un tinaco donde se colocaban aquellas, para luego ser desechadas. –Y… sobre las compulsiones Strigoi simplemente sería para tú cuello, Nik–murmura lentamente, era una de sus famosas tácticas, hablar lentamente con ese impecable toque de sensualidad y misterio en su voz. Su cuerpo reacciono maravillosamente bien ante sus caricias, suspiro y mordió su labio –Estas jugando con fuego, colega. Y yo amo eso–afirmó girándose hacia él para pasar sus brazos sobre el cuello de Nikolaj, sintió las calientes manos de él pasar por su cintura –No me provoques–gimió en su oído para depositar nuevamente un beso en su cuello, simplemente que ahora bajo con un camino de sus mejores besos y volvió a subir para delinear su mandíbula con sus labios.

–Esto esta va muy bien–Gruñó alargando la antepenúltima palabra, “Demasiado bien como para salir del gimnasio sin haberlo tan si quiera besado” no podía negar que Nikolaj era de ese tipo de hombres que la atraían de una manera ¿Sobrenatural? Era tan sexy y eso a ella le encantaba. Ver como la miraba era otra de sus cosas favoritas, al parecer ambos sabían de la existencia de aquella sensacional atracción y pensaban saciarla, o al menos ella lo estaba planeada. –Cada día que vengo y entreno trato de contenerme, pero no me estas ayudando, Nik–confesó dejando más besos en su cuello, aquel cuello…simplemente le fascinaba.

Gruñó y se separo de él para dirigirse a la puerta del gimnasio, ha esta hora nadie vendría así que al menos tomaría la molestia de cerrarla. Tomo una de las jabalinas y las coloco en las manijas para bloquear la entrada, camino con determinación hacia Nikolaj y tomo aquella molesta camiseta, para proceder a utilizar su fuerza y romperla –Ya era hora que ese jodida camiseta desapareciera de una buena vez–Jadeó para tomar la nuca de él y plantarle un salvaje beso, bien había dado el primer paso y estaba orgullosa de ello.

El guardián alzó una ceja ante las palabras de aquella mujer rubia, poseedora de un cuerpo de muerte, en resumen, y luego mas aún por la clara provocación de aquella muchacha que, a sus veintidós, era una maldita perdición, mas para aquel hombre soviético que tanta predilección tenía por la guardiana alemana que era su compañera adentro de aquella academia. - Dev... - dijo con vos firme y tono de advertencia. Aquel hombre tenía sus debilidades como cualquiera de los de su género, y bien era cierto que, tratándose de aquella chica, poco se detendría a pensar respecto de las circunstancias previo a accionar de cualquier manera que fuese. Sus labios llenos eran llamativos, y mas cuando palabras provocativas se desprendían de ellos. - Me conformo con ello - aseguró en ese momento el castaño mientras que se movía lentamente, como esperando el ataque felino de aquella provocativa rubia. - Te quemarás - mencionó, solamente por seguirle el juego. - ¿No? Pero si adoro hacerlo, y creo... que te gusta - susurró contra su oído como quien no quería la cosa, dispuesto a llevar aquel jugueteo, esta vez, un poco mas allá.

Jadeó levemente de forma involuntaria ante sus besos, y en respuesta a aquella especie de gemido susurrado que había proferido la alemana. El aire estaba tan tenso que casi podía romperse ante el mínimo contacto, y parecía ser surcado por una corriente eléctrica que disparaba el cuerpo de Nikolaj a accionar conforme a ciertos impulsos bajos y un tanto animales, de esos impulsos que solo se reservaban para cuartos e intimidades en una sociedad en extremo moralista. Como el Guardián Petrov era un hombre sin mojigatería alguna, no veía problema en llegar mas allá, incluso, el morbo le ponía un gustillo extra a todo aquello. La tensión se notaba entre los dos y casi parecía que con una simple orden la ropa desaparecería sin mas. Si fuera posible, aquello sería un ganar - ganar.

- No quiero ayudarte - mencionó, dejando que la rubia se encargase de su cuello mientras que el Dhampir se afanaba en dejar caricias por el cuerpo de la otra. Le encantaba sentir la forma de aquellas curvas que estaban del infarto.

¿Se había separado de él?¿Pero que...?

Claro, en ese momento no lo había entendido, pero después, cuando la vio trabar la puerta del gimnasio, sonrió de medio lado, por la misma expectativa y el deseo que colmaba su cuerpo de formas que nadie podía llegar a imaginarse. El solo hecho de pensar en poseer a aquella mujer le volvía loco, pero hasta ahora, jamás habían llegado a segunda base ¿Sería aquel el día en que aquello sucediera?

Si debía de convivir con la muerte, tenía que disfrutar los beneficios que le traía el hecho de vivir al borde del peligro, y cuando la rubia rompió su camiseta, ladeó el rostro - Oye, que esa me gustaba - mencionó con tono de broma, antes de corresponder aquel salvaje y hambriento beso que ambos habían estado conteniendo durante todo aquel rato, uno que había sido agónico y desesperante. La cogió de la cadera y la nalgueó. Fue un golpe seco, que resonó en toda la estancia, casi como el chicotazo de un látigo, pero esta vez fue a palma abierta, y con fuerza, sin embargo no retiró la mano, la dejó allí, manoseando el trasero firme de aquella rubia que lo volvía loco solo con el hecho de existir.

El castaño jadeó involuntariamente cuando sintió los finos dedos de la rubia enrredarse en sus cabellos que estaban algo largos ya. No se encargaba de recortar su cabello hace mucho, le daba flojera en realidad. Las caricias de Dev le estaban llevando lentamente a la locura, mientras que cada vez mas, sucumbían ante el calor y la tensión existente entre ambos. - Uh, una pequeña koala - mencionó en cuanto la sintió encaramarse de esa manera, enganchada a su cadera. Su miembro empezaba a reaccionar a todo aquello y claramente podía decir que estaba preparandose para la acción, endureciendose cada vez mas con los roces y contactos. - Ronronéa, gatita - susurró contra su oído de forma provocativa, al sentir aquel gemido de parte de aquella rubia que era su perdición. Adoraba sentir que le estaba marcando de esa manera, y bien podría ser que le hiciera lo que quisiera, porque Nikolaj estaba dispuesto, aquella 'noche' a ser de la guardiana alemana.

Sus labios seguían dando guerra mientras sus manos se adueñaban del cuerpo semi desnudo de la muchacha, la tenía contra la pared del gimnasio, rozando su miembro contra ella, aunque la estorboza ropa estuviese de por medio. Jadeaban ambos y respiraban con agitación, lo suyo era así, salvaje, hambriento, animal, cosa de ya... sin muchas pegas. - Hazlo Dev, que empieze la fiesta - susurró mientras que delineaba sus curvas con manos firmes y ansiosas de adueñarse del cuerpo de la alemana. De su piel tersa.

Se dejó caer sobre la colchoneta sin mas, sonriendo de medio lado para ella, adoraba a aquella mujer, la cual le hizo arquearse mientras seguía excitandole a punta de besos y pasadas de lengua por su piel que tenía restos de sudor. Sus labios suaves, aquellos que mordisqueó y chupeteó, dejandolos incluso levemente hinchados por el salvajismo empleado... estaba dispuesto a llegar mas lejos.

Sus pechos, tersos, firmes, no entendía la necesidad de usar sujetador que tenía, pero cuando los liberó, se sintió en medio de la gloria. No le importaba hacerlo ahí mismo, sobre la colchoneta - ¿Conoceré a la amazona salvaje que llevas dentro? - susurró, con tono cargado de lujuria. Su boxer estaba tan apretado que casi creería que explotaría, cogió con una de sus manos un seno de la rubia, manoseando, y ubicando entre dos de sus dedos un pezón. Estaba dispuesto a hacerle delirar. La giró, dejandole con la espalda contra la colchoneta con un movimiento hábil, antes de quedar él encima, casi inmovilizandola.

Era genial el hecho de poder improvisar así, la biología estaba del lado de ambos, y podrían hacerlo sin protección, sin miedo también a un embarazo no deseado en la vida de ambos guardianes.

Bajó con sinuosidad por las curvas de su cuello y clavícula, alcanzando la ondulación de sus pechos que esperaban a su boca, o eso quería él creer. La aproximó a sus pezones y lamió alrededor, en la zona mas oscura, antes de succionar el pezón propiamente dicho. Lo hacía excesivamente lento, solo para hacerla perder la cabeza, acariciando su piel con los labios, fue lentamente al otro seno, dispuesto a repetir el proceso - Procura no... hacer mucho ruido - susurró suavemente, con la respiración agitada, mientras sus pieles se frotaban entre ellas.