Falling into darkness ✖ Aura

―No, realmente no creo que sea un problema ―respondió con una sonrisa burlesca plantada en su rostro, la mirada del director seguía sobre la suya intentando atemorizar al castaño pero este no se inmutó en lo absoluto, en su lugar le retuvo la mirada como clara muestra de desafío. ―me gusta St. Vladimir & si me reprueba sería otro año en este maravilloso lugar ¿por que me molestaría? ―en momentos como este no necesitaba utilizar la coerción para saber que iba ganando, sus propias palabras y acciones demostraban una seguridad absoluta a no perder.



El chico de los tatuajes se paseó por los pasillos silbando despreocupadamente, se había librado del problema con el director de un solo intercambio de palabras, no podía negar que aquel hombrecito era muy listo al no querer tenerlo más de la cuenta en la academia. Desde el primer momento que piso el lugar solo ocasionaba problemas, aún después de perder la memoria su esencia seguía intacta & con ello los líos. Adrik tenía un don para atraer problemas a su paso, aunque el castaño no ocasionaba ni el cuarenta por ciento de estos, siempre se veía involucrado & debatir sobre su inocencia era muy cansado, así que solo atinaba a aceptar las consecuencias.

Un helado viento azotó contra su rostro haciendo que se estremeciera debajo de la chaqueta, llevó sus manos hacia los labios soplando para que entraran en calor, la época de invierno era muy tranquilizadora para el moroi, no solo odiaba la luz del verano sino también el calor que venía con ella. En esos días calurosos solo se quedaba en su habitación & a veces se atrevía a molestar los sueños de su guardiana a la cual calificaba de incompetente. No por que odiará a Dev, solo le parecía gracioso la forma en la que aquella dhampir se defendía de cada broma, parecía no querer rendirse ante la constante falta de respeto que le demostraba el ojiazul. Y allí estaba de nuevo volando entre sus propios pensamientos, había olvidado por completo a donde se dirigía y antes de tomar consciencia ya se hallaba en los jardines. 

―Ugh ―replicó con pereza, su mirada viajó entre la flora del lugar notando como muchas de las especies iban muriendo por la falta de cuidados, Kirova hacía un mejor trabajo como directora ocupándose de todo en lugar de aquel molesto reemplazo, quién no se tomaba ni un poco de tiempo para enviar a alguien a ocuparse de las plantas. El ruso se arrodilló en el suelo extendiendo la mano hacia una de las marchitas plantas, transmitió su energía a través de ella logrando que en cuestión de segundos reviviera, sonrió satisfecho por su trabajo. Su mano le picaba un poco por la concentración puesta.  

Aura acababa de salir de la biblioteca para dejar en el estante el último libro que se había leído. Por desgracia, los libros que narraban aventuras fantásticas que tanto le gustaban escaseaban en la escuela. Allí más bien había libros  sobre los elementos y cómo emplearlos en abundancia y aunque no le parecía mala idea teniendo en cuenta de que era una parte muy importante para ella y los de su especie, llegó a pensar que si se veía desesperada siempre podría terminar leyendo algún libro sobre entrenamiento físico, biología o anatomía tan propios de los dhampir. Recordaba como en sus primeros años en la academia había devorado todos los libros de aventuras que existían en la biblioteca, y cómo también se había leído todo lo que había sobre los elementos antes de especializarse. Nunca tuvo muchas preferencias al respecto, agua y aire le gustaban y espíritu le causaba mucha curiosidad. Negó con la cabeza, tal vez si hicieran un discurso de graduación o algo por el estilo ella podría intentar que propusieran la renovación de algunos tomos y la llegada de algunos nuevos. Si, eso haría.

Se dirigió a los jardines para respirar aire puro, aún extrañada por no haber encontrad ningún libro de su agrado, aquello era prácticamente imposible, siempre le gustaba algún libro por estúpido que fuera. La oscuridad la envolvió cuando salió a la fría noche de Montana y se ajustó el abrigo para envolverse un poco más en su calidez. Visualizó de lejos a Adrik en una postura extraña y se acercó sigilosamente mientras lo observaba. Estaba inclinado sobre una planta y estaba dando parte de sí mismo para que ella pudiera ser verde de nuevo. Sonrió, ya estaba haciendo de las suyas.

-Eso que acabas de hacer es muy bonito- murmuró con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo y exhalando vaho por su boca. La calma que la caracterizaba hacía que sus palabras salieran de forma lenta y pausada de su boca. -sólo que si pretendes convertirte en el nuevo jardinero de St Vladimir o estás cumpliendo castigos por parte del director... Deberías pensarlo dos veces antes de hacerlo -señaló su mano a sabiendas de que tarde o temprano se terminaría rascando.